Los conejos angora son capaces de confundir a cualquier observador que sin conocimiento previo de la especie dudará si realmente está viendo un conejo o algún otro animal. Y es que el abundante pelaje provoca ese efecto, al camuflar en ocasiones esas orejas, ojos y cola típicas de los conejos.
No obstante, la belleza de los angoras es incuestionable y pueden constituirse en esa mascota ideal a la que nunca querremos dejar de mirar y acariciar, jugando con sus sedosos pelos. Las fotos del fotógrafo Andrés Serrano para el New York Times, que a continuación te mostramos, no dejan lugar a dudas de la belleza de esta especie.